martes, 6 de enero de 2015

PÁJAROS








Poco a poco, día a día, noche a noche, vuelven a mí los pájaros del pasado lejano. Sobrevuelan su presa en el aire espeso sobre mi cabeza, dibujan a penas sus formas sobre el cielo gris oscuro.

Se dejan oír sus desdibujados graznidos rasgando el extremo silencio que les envuelve. Como palabras sin significado y, peor, a veces, con nombres siniestros arrancados de la tierra de mis antepasados.

Una fina niebla atraviesa mis huesos con un frío de no se qué origen ni qué dirección. Trato de recordar el sentido, de ordenar mis movimientos, de recuperar mi capacidad de ser y actuar.

Camino torpe, cansino, sin ningún rumbo. Al parecer mis piernas no me obedecen, y los vaivenes de mi cuerpo me hacen sentirme perdido e impotente. Miro al frente, detrás de mí, en lo alto de mí, en lo bajo, todo está confundido.

En el frío de afuera oigo grillos, persistentes, implacables, monótonos… como martillos en el yunque. Conversaciones absurdas, negras acusaciones, sospechas malditas, injustos reproches. No es así… no fue así…

Un fuerte dolor en el pecho, todo da vueltas, en torbellinos, locos, que me llevan hacia arriba, a prisa, arriba. Me agarro con fuerza a una argolla y… mis ojos se abren como de lechuza. Inmóviles, con pena, recorren poco a poco mi habitación.

La primera luz del alba entra por mi ventana.


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