La vida, ciertamente, no es un naufragio, sino una travesía muy larga por la
mar procelosa, impredecible. Una aventura llena de días y de años todos
distintos, como la mar. Unos apacibles, otros borrascosos, atardeceres
sublimes, nieblas terribles, viento favorable que te impulsa a tu destino,
vientos contrarios con los que bregar, y también calmas chichas. Arribadas
felices y naufragios dolorosos.
Todo ello es la vida.
Pero hagamos como los marinos. Si el día es de bonanza y el viento fresco, a
izar todo el trapo y que corra el ron y suene la música. Si entramos en
temporal, arriar las velas, despejar la cubierta y preparar todo para
capearlo. Hay que esperar a que amaine. Si nos sorprende la calma chicha,
paciencia, a preparar bien el buque para cuando sople de nuevo el viento. No
hay duda de que volverá a soplar.
Si arribamos a puerto con ventura y con toda la carga, démosle gracias a
Dios y a la mar.
Si naufragamos y perdemos el buque y la carga, al menos hemos salvado la
vida. Siempre habrá otros navíos en los que enrolarse y otras hermosas
aventuras que vivir. Nos esperan puertos y ciudades nunca imaginados,
muchachas exóticas que nunca soñamos, nuevos aires y nuevas tierras…
¡Somos marinos! y hoy… día de naufragio… ¡doble ración de ron!
1 comentario:
Hola mi estimado,
justo este fin de semana y hoy mismo he terminado de leer el libro "¿Porque Imposible? Las Balsas" del navegante Cántabro Vital Alsar, donde narra la travesía que realizó junto con 11 expedicionarios desde las costas del Ecuador (en Sudamérica) a Australia atravesando el océano Pacífico en tres balsas de troncos, durante cerca de 180 días de navegación vivieron de todo ...así como has narrado: buen tiempo, la calma chicha, tormentas, la abundante comida de mar y días de poco alimento, días de celebraciones y días de angustias, etc.
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