miércoles, 23 de octubre de 2013

LA CALETA AL AMANECER




























Amanece. 
Todo duerme. 
Solo el silencio. 
Todo está muerto.
 Sin luz, sin sonido, sin movimiento.
No vinieron aún los pájaros, ni los niños, ni las gaviotas. 
Hasta las piedras son frías, casi muertas.
No está el sol, padre de todos. 
La mar mueve sus aguas con timidez, suavizando su fragor, refrenando sus ansias.
Y aparece la luz, principio de la creación de un nuevo día. 
Y el mundo renace. 
Como siempre y como nunca. 
Siempre igual, pero siempre nuevo.
Fiat lux
Despierta la luz, y alienta el aire,
las aguas salen de su sueño, se mueven las largas arenas y respiran otra vez las rocas.
Gaviotas que nacen de la espuma, moviendo el aire, y la luz. 
Blanco en el ocre de las rocas. 
Amarillo sobre el azul del cielo.
Y un hombre, en silencio y solo, camina a su barco. 
Comienza su trabajo, su afán, su vida.
Solo al amanecer, el sol y la mar. 
¿Acaso es Dios algo más que el sol y la mar?





2 comentarios:

Brisa dijo...

Lo has descrito tan bonito, tan nítido, de manera tan poética, que me he sentido parte de ese paisaje.

Gracias.
Un abrazo

ABRAXAS CADIZ dijo...

Yo también me siento parte de ese paisaje, querida amiga...