miércoles, 18 de septiembre de 2013

INVOCATIO




























INVOCATIO

En una nueva aurora de mi alma, en el despertar de un amargo sueño,  recostado en la roca a la que me arrojó la oscura tormenta, desnudo, invoco a mi ángel guardián y también a mi musa celeste a que me presten sus fuerzas en el nuevo camino que emprendo.

Sigo sin conocer dónde me llevarán mis pasos, pero sí sé que bajo las alas cálidas de mis amparos celestes seguiré alegre el camino que sin duda me llevará donde habita lo sagrado.

¡Oh belleza! ¡Oh pureza! Sólo estoy en el mundo para buscaros, y sé que, como buque en la mar, sufriré tormentas, calmas y corrientes adversas, pero también sé que es mi único destino, mi único puerto, aunque sea quizá inalcanzable.
¡Oh, espíritus celestes! ¡Os invoco!
       ¡Protegedme, amparadme, dadme luz, dadme fuerzas! Os juro que mi viaje es sólo para llevarme a vuestro encuentro.


















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