domingo, 30 de septiembre de 2012

ALEGRÍA Y TRISTEZA



















“Si estamos tristes entristecemos a todo el barrio”

Esto decía Facundo Cabral, y aún suponiendo que estar triste es cuestión nuestra, a lo segundo me parece que no tenemos derecho.
Yo creo que la tristeza la deberíamos desterrar de nuestras vidas, porque no nos es de ninguna utilidad y además nunca tenemos motivos para estarlo. Y si por un momento pensamos que tenemos motivos… pues habrá que superarlos.
No conlleva sino mal para nosotros y, lo que es peor, mal para los que nos rodean.

“Vuestra alegría es vuestra tristeza sin máscara” decía Khalil Gibran.
Y lo explica muy bien, creo, según yo lo interpreto. La alegría es nuestra tristeza, pero sin máscara. Y me pregunto ¿por qué hemos de ponerle máscaras a nuestra tristeza? ¿No sería mejor mostrar nuestra alma sin máscaras y así sería solo alegría lo que transmitiera?

Creo que solo hay una fuente de la que manan los sentimientos y es la misma agua la que surge siempre, pero ¿no es mejor que esa agua fluya clara y cristalina a que lo haga turbia y gris? ¿De dónde viene nuestra manía de ensuciarla?

Con el tiempo uno se da cuenta que es mejor lo primero, pero antes hay que sufrir lo segundo… hasta que uno se convence de no tiene ningún sentido.

Es fácil estar triste. Es difícil, pero benéfico para uno y para todos, estar alegre.

¡Alegría, hermosa chispa de los dioses, hija del Elíseo…! Esto canta la novena sinfonía de Beethoven.

Sí, destello hermoso y reflejo de los dioses. Nunca podré imaginar un dios triste, siempre los imaginaré radiantes de alegría.





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