Me regalaron en el estanco de mi barrio un encendedor donde figura el símbolo, creo que del movimiento pacifista, con unas hojas que parecen de marihuana, todo ello sobre un fondo de colores listados, a manera de bandera, verde, amarillo y rojo. No sé, aunque es probable, que sea la bandera del citado movimiento. Debajo del símbolo hay una leyenda que dice: LOVE PEACE, que, como todo el mundo ya sabe, son palabras inglesas que significan AMOR PAZ.
Hasta aquí nadie se hubiera sorprendido, ya que es ya muy conocido este lema, Paz y Amor. Pero a mí, que todos mis amigos saben que siempre le busco los tres pies al gato, me provocó asombro y me llevó a reflexión, reflexión acerca de los lemas y las consignas.
Lo primero que me fascinó es que son universales, y aún más, doblemente universales. Son universales, en primer lugar, porque su contenido es aceptado por todo ser humano, y no conozco a nadie que le quite su valor ni que le niegue la importancia de su contenido. ¿Quién no quiere paz? ¿Quién negaría la importancia del amor?
Y, en segundo lugar, at last but not at least, son universales por el motivo de que cualquiera puede entender lo que le parezca del contenido de sus palabras, que son tan manidas que, a fuerza de usarse, ya no tienen un significado concreto, sino diverso e inlcuso a veces contradictorio según quien los utilice.
Así, en el caso que he puesto, pensemos en que consistiría para, por ejemplo, un católico.
Sería como sigue: Paz en el cielo y amor a Jesucristo.
Para un capitalista: Paz para los ricos y amor al dinero.
Para un comunista: Paz para los ciudadanos que obedecen al partido y amor a sus dirigentes.
Para un pacifista: Paz sin guerras y amor sin trabas.
Para un budista: Paz interior y amor a la humanidad.
Para un nazi: Paz para los judíos (en el cementerio) y amor al Führer.
Para un hippie: Paz (que me dejen en paz) y amor libre (para el que lo consiga, claro).
Para un casado tras sus bodas de oro: Paz (¡dejádme ya en paz!) y amor (con la querida).
Para un trabajador estresado: Paz con mi jefe y mis compañeros y amor con subida de sueldo.
Y así, todos los casos que sin duda podréis considerar.
Lo bueno, y lo malo, de estos lemas es que pueden servir a todo el mundo, a su gusto y manera. Y esto sucede porque los conceptos Paz y Amor, como no consigue abarcarlos nadie, cada cual tiene su “libertad” para entenderlos como le guste, ya que nadie podría contradecirle. El relativismo ordena que cualquier cosa puede ser entendida de cualquier manera, y cualquier manera es justa y verdadera. Y como todo puede ser verdadero, nada es verdad ni mentira, sino todo lo contrario. El resultado es que carece de ningún significado concreto. De ahí su versatilidad y su fácil uso en lemas y consignas.
Y, como esta consigna o lema que he puesto de ejemplo, los hay a cientos:
“Pan y trabajo”
“Justicia y libertad”
“Tolerancia y diversidad”
“Respeto e igualitarismo”
Sex, drugs and rock and roll. (bueno... esto era un chiste)
etc. etc.
Pero lo cierto es que estos lemas no valen nada. Y no valen nada porque no implican nada. ¿Cómo nos va a implicar nada ni exigir nada, si entendemos las palabras como nos conviene? Y, además, ¿quién puede refutarnos que nuestros significados no son los válidos? Son válidos para nosotros, y eso basta.
Así, guiarse por lemas no sirve de nada a la gente ignorante, lo que no implica que no sirvan al sabio, quien conoce el real contenido de las palabras usadas.
A ese sí que le sirven. Y mucho. Pero sólo a ese.