jueves, 28 de febrero de 2008

ALCORQUES














Seguramente sabéis lo que es un alcorque. Yo os confieso que no lo sabía antes de plantar mi primer árbol. Se trata de ese espacio circular que rodea al tronco del árbol y del que se elimina toda vegetación con el fin de que el agua y abono sea aprovechado por el mismo.

Pues esta primavera estoy inmerso en esa dura labor. La hierba ha invadido los alcorques de todos mis árboles y arbustos, así que estoy limpiándolos de ella y aprovechando además para remover la tierra y abonar. La hierba que rodea a todos ellos es de gramón, hierba fuerte, tapizante y de múltiples y profundas raíces. Así que... palín, zoleta y... paciencia y sudor.

Estaba haciéndole el alcorque al hibisco rojo, que como lo trasplanté a un lugar más soleado y hubo por ello que podarlo duramente, no alcanza el metro de altura. Y el alcorque debería tener sobre tres cuartos de metro de diámetro.

Me puse a la labor, cansada, y más cansada aún a mis años. Cuando terminé, sudando, por supuesto, me senté a su lado a mirarlo. Quedaba bien, y me lo agradecía.

Cuando me fijé en el montón de yerba que había sacado me quedé perplejo. ¿Cómo había tantísima en tan poco espacio? El pobre hibisco no tendría apenas ni agua ni alimento. No podría casi ni respirar. Todo o casi todo se lo tragaría la dura yerba. Entendí porqué me sonreía agradecido. No era para menos.

Me quedé contemplándolo largo rato, y me dio por sentirme hibisco yo también.

Ahora, pensé, está solo en su lugar, pero qué bien está... Tiene la hierba abajo, en su sombra, pero tiene su espacio de soledad para él. Y en ese espacio de soledad será posible que la lluvia llegue a sus raíces, y el alimento, y el aire y el sol también. Y será bueno para él. Las demasiadas e inevitables compañías que tenía antes no le dejaban crecer en su soledad.

Así que me fui contento, y más contento aún porque aparecieron dos mariposas amarillas que, en su baile de amores, dibujaban en el aire, sobre mi hibisco, la doble espiral de la vida. Ahora estaba todo bien, pensé.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Abraxas.. estaba pensando.. que cuando sabemos mirar las cosas valiosas de la vida, cuanto aprendemos.

Gracias, porque no siempre necesito ver con mis propios ojos. Hoy lo hago a través de los tuyos mientras yo también soy un alcorque.

Un abrazo